¿Cuál es tu experiencia como ilustrador?
Empecé a publicar cómics en la universidad, junto a Ricardo Peregrina y Jose Angel Labari (Jali), de manera profesional. Desde entonces no he parado. He trabajado en series de animación, en páginas web, tiras de prensa y sobre todo en publicidad, haciendo story boards e ilustraciones. Y tengo a medio ilustrar un juego de mesa sobre la segunda guerra mundial, que verá la luz el año que viene si no pasa nada raro (y eso sería lo raro, que no pasara nada).
¿Cómo fue el proceso de ilustrar Gus y la casa voladora?
Costó de arrancar. Encontrar el tono me resultó difícil por tratarse de un libro para un público entre la infancia y la adolescencia, y tenía que encontrar un equilibrio. Después todo fue fluido. Le enviaba los bocetos e ideas a Pablo, mi señor editor, y los dos lo discutíamos, le dábamos vueltas y decidíamos. En general no nos atrancamos mucho. Muchos de esos bocetos ya me servían de base para la ilustración final. Son las ventajas del ordenador, siempre puedes mover una figura o ampliar una cabeza, cambiar la expresión de una cara sin tener que empezar la ilustración de cero. Lo más importante es que me lo pasé en grande dibujando los personajes y las situaciones.
¿Qué historias infantiles te gustaba/gusta leer?
Tengo muy buenos recuerdos de los cuentos de Roald Dahl, aunque hace mucho que los visité. Leo bastantes cuentos infantiles, pero sobre todo por inquietud profesional, ya que tengo muchas ganas de zambullirme en un proyecto para los más pequeños. Por otro lado, soy muy fan de la saga de Harry Potter.
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